Hay momentos en la vida de toda inquilina que no se pueden quedar ahí en el recuerdo, porque el recuerdo es traicionero…. Y puede que, a veces, en las pequeñas cosas, no sea recordado.
Llevamos cuatro años y medio juntas y, cada día, es más persona, más autónoma, más poderosa en sus ideas, más mayor…. Más bonita en definitiva.
Es cierto que agota algunas veces, porque sabe qué quiere y cuándo lo quiere, normalmente ese «cuando lo quiere» es en el momento. Entonces negociamos un poco y tratamos de enseñarle LA PACIENCIA
Poca tengo yo….. Así que podéis imaginar la que tiene ella.
Pero bueno, es lo de menos. Es un auténtico amor y directamente os lo digo, estoy ciegamente enamorada de ella.
Como nuestro tiempo juntas es toda su vida, imagino que ella no concibe mi vida sin ella, no concibe que hubo un día que no estaba junto a nosotros.
El otro día le enseñé un vídeo de mi boda y empezó a llorar desconsoladamente… un llanto… Le pregunté qué le pasaba y me dijo que esque ella quería estar conmigo, que ese día ella quería estar conmigo y que no pudo, que ella se acordaba………
Y más llanto
Os podéis imaginar mi desconcierto porque ella en aquella época no estaba ni en mi vocabulario…. Así que no podía hacer nada, no más que abrazar e intentar entender.
Acompañar en ese momento es cumbre. Acompañarla en su propia tormenta hasta que salga su sol. Objetivamente os digo que esta muchacha es un encanto (jijiji)
He reconocer que en mi casa mi chatungo acompaña mejor que yo. Y eso me gusta, y no me gusta. Tengo trabajo personal aquí, ¿a que si?
¿Por qué tendré tan poca paciencia??